La práctica de ejercicio físico es, junto con otros factores que permiten llevar una vida saludable, una de las recomendaciones principales a la hora de prevenir el cáncer. No importa cuál sea el deporte que se practique, desde una caminata hasta escalar una montaña, lo importante es salir del sedentarismo.

Sin embargo, a los deportistas también les da cáncer. De hecho, cada día son más los casos conocidos de deportistas que desarrollan esta enfermedad y deben alejarse temporalmente del juego.

Pero también, cada día son más los deportistas que regresan a su práctica deportiva tras haber vencido el cáncer. Los Juegos Olímpicos de Río 2016 nos dieron una muestra de ello. También en el fútbol profesional hemos conocido varios casos. Y si hablamos de ciclismo, vale la pena recordar el caso de Lance Armstrong, quien padeció cáncer testicular con metástasis. 

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Según el portal Cancer.net, diversas investigaciones han demostrado que mantener una práctica deportiva regular reduce considerablemente el riesgo de padecer cáncer de colon, de mama, de útero y de pulmón.

Uno de esos estudios, publicado en la revista Medicine and Sciencie in Sports and Exercise, sostiene que quienes hacen ejercicio de intensidad alta tienen un 55% menos de riesgo de morir por cáncer.

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Otra ventaja de realizar deportes, a la hora de enfrentar al temido cáncer, es la resistencia física y mental que desarrolla el atleta. Kathryn Scmitz, profesora de la facultad de medicina de la Universidad de Pennsylvania (Estados Unidos), indicó a la BBC que  “Hay décadas de evidencias que muestran que los individuos que están mejor físicamente -y los atletas claramente entran en esta categoría- resistirán cualquier tratamiento médico al que tengan que someterse con menos complicaciones y una recuperación más rápida que quienes son sedentarios y están fuera de forma”.

La ventaja se extiende al ámbito mental-emocional, pues los deportistas son competitivos por naturaleza, lo que parece ayudarlos al momento de afrontar cualquier reto. Así lo sostiene Craig Nichols, oncólogo de Lance Armstrong, quien dijo a la BBC que en el caso del ciclista “el hecho de que tenía confianza en sí mismo y estaba acostumbrado a sobreponerse a los obstáculos, sin duda ayudó en la parte mental de la recuperación”.

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Por lo que, en definitiva, la prevención y la superación del cáncer detectado tempranamente pueden incluirse entre los beneficios de mantener una práctica deportiva regular.



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