La recuperación es un aspecto crucial en el desempeño de un atleta. Bien sea durante los entrenamientos o en un contexto competitivo, los deportistas siempre se encuentran en la búsqueda de un método que haga que esta sea más eficiente y rápida.

La inmersión en agua fría es una práctica que se ha popularizado entre deportistas de diversas disciplinas y de todos los niveles, como parte de la recuperación activa post-carrera o post-entrenamiento.

Son distintas las formas en las que los atletas utilizan la inmersión en agua. Algunos atletas emplean la terapia de contraste, en la alternan la inmersión entre agua fría y agua caliente, mientras otros prefieren utilizar la inmersión únicamente en agua con hielo por 5 a 10 minutos.

Quienes emplean la inmersión en agua en su recuperación, afirman que al hacerlo se reduce la inflamación y el dolor muscular que surge después de una sesión de entrenamiento o una competencia. Se cree que los mecanismos que permiten esto son la vasoconstricción, que ayuda a evitar la acumulación de ácido láctico y a controlar el edema muscular; la reducción del metabolismo, que va a ralentizar los procesos fisiológicos en los músculos; y la acción propia del frío que ayuda en los procesos inflamatorios que se producen por el daño en el tejido muscular.

Aunque muchos atletas aseguran que la inmersión en agua helada o la terapia de contraste es efectiva en la recuperación, no existe suficiente evidencia, en parte por la falta de una experimentación que siga una adecuada metodología, que pueda afirmar su efectividad.

Considerando entonces que lo que un atleta haga después de entrenar afectará la recuperación de los músculos y tendrá un gran impacto sobre su desempeño deportivo, es ideal que se desarrolle un plan de recuperación para emplear después de los entrenamientos y carreras, más que buscar un método aislado en el que confiemos nuestra recuperación. Este plan debe incluir:

– Un descanso lo suficientemente largo como para que se dé el proceso de recuperación y supercompensación natural.

– Un enfriamiento al culminar el entrenamiento y evita finalizarlo de manera brusca.

– Una sesión de estiramiento o elongación posterior al ejercicio

– Una buena alimentación e hidratación, pues es de allí de donde los músculos sacarán los nutrientes necesarios para su recuperación.

Masaje deportivo o sesión de masajes con rodillo de espuma o Foam Roller

Aunque la ciencia aún no haya determinado si efectivamente la inmersión en agua fría es efectiva en la recuperación, muchos atletas aseguran que su empleo les ayuda a acelerar el proceso de recuperación. Por ello, consideramos que esta lista puede ser completada por una sesión de inmersión en agua fría o con hielo o la terapia de contraste posterior al ejercicio.

Artículo Recomendado: La recuperación: Un elemento clave en tu entrenamiento | Soy Maratonista

Fuente: Journal of emergencies, trauma, and shocks

British Journal of Sports Medicine

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