Ejercicio y Redes Sociales

En un estudio realizado por Nature Communications (2017) se observó cómo determinados comportamientos parecen haber llegado a ser “contagiosos” a través de redes sociales y se preguntaban si el ejercicio en general seguía ese patrón.

El estudio analizó cerca de 1,1 millones de corredores que corrieron 359 millones de kilómetros en todo el mundo durante más de 5 años. Toda la data era medida, almacenada y compartida con sus amigos a través de una aplicación electrónica.

Los científicos estudiaron entonces los patrones de ejercicio de los participantes y sus actividades en las redes sociales, para determinar cómo los hábitos de ejercicio de un individuo influyeron en los hábitos de otra persona en su red social.

Después del análisis, los investigadores confirmaron que el ejercicio es, de hecho, contagioso. Sin embargo encontraron que el “contagio” no se distribuye por igual.

“Los corredores menos activos influencian a los corredores más activos, pero no al revés”, dijeron los autores. Esto es porque el líder puede sentirse motivado para mantener su superioridad sobre el corredor menos activo. En pocas palabras, los corredores parecían sentirse influenciados a correr más y más rápido si otro corredor más lento de su red social mejoraba sus tiempos.

Es así como el efecto de los otros corredores en los comportamientos del ejercicio es estadísticamente y socialmente significativo. Supongamos por ejemplo, que un corredor (A) por lo general corre 6 km a un ritmo de 7 min/km y su amigo (B) suele correr 6 km a un ritmo de 8 min/km. Un kilómetro adicional que corre B (un aumento de 6 a 7 km) hace que A aumente su distancia de carrera en 0,3 km (de 6 a 6,3 km). Así mismo, un incremento de 0.01 km x minuto en el paso del corredor B (el más lento) hace que el corredor A (el más rápido) aumente su velocidad en 0.003 km x min.

También se observaron fuertes evidencias de las diferencias de género en los resultados de la investigación. “Por ejemplo, los hombres reportan estar más influenciados por el apoyo social en su decisión de adoptar comportamientos relacionados al ejercicio, mientras que las mujeres reportan estar más motivadas por la autorregulación y la planificación individual”, informaron los autores. Además, los hombres suelen ser más competitivos especialmente entre sí. La evidencia experimental sugiere que las mujeres se desempeñan peor en competencias mixtas que los hombres y su rendimiento no varía en eventos no competitivos o en carreras de un sólo sexo.

Estos hallazgos mejoran nuestra comprensión de cómo se desarrollan los hábitos de ejercicio, y pueden tener implicaciones extendidas en otras disciplinas deportivas según los autores. Ellos teorizaron que las relaciones sociales podrían tener un impacto mucho mayor en la cualquier actividad física de lo que creemos.

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Fuente: Nature Communications (2017; doi: 10.1038 / ncomms14753)



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