El vínculo que se establece entre padres e hijos es conocido por ser de los más fuertes del mundo, y no es para menos, ya que es donde ocurren las mayores enseñanzas para que quienes lo conforman tengan el mejor desarrollo como personas.

Un padre es capaz de transformar nuestras vidas con tan sólo introducir una nueva idea en nuestra mente, y más aún si esa idea nos lleva a asumir un estilo de vida basado en esfuerzo y disciplina; practicar un deporte.

Ejemplo de ello es nuestro lector venezolano Eduar Villamil, cuyo padre lo motivó a correr y, además de ser su compañero de ruta, se convirtió prácticamente en su entrenador.

Algunas veces las enseñanzas que nos dejan no van de la mano de las palabras sino del ejemplo, por lo que resultan más efectivas dejando que se perciba de forma clara los efectos de lo que nos quieren transmitir. Así fue para Elizabeth Galiano, quien entendió y asumió como propio el amor que su padre tenía por las carreras; pero no fue sino luego de participar en una competencia en homenaje a su memoria, ya que lo había visto prepararse cada fin de semana, comiendo sano y durmiendo temprano para participar en las carreras de larga distancia.

La motivación que recibimos de nuestros padres puede ser infinita, son más que un modelo a seguir, son maestros que nos aportan lo mejor de sus experiencias para dejarnos asentado, en la medida de lo posible, el camino a seguir.

Podemos celebrar y retribuir todo este trabajo más de un día al año, ya que su esfuerzo no tiene fecha establecida y su disciplina y constancia nos motiva a seguir adelante y mejorar cada día.

¡Feliz día papá!



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