Qué es y cómo prevenir el dolor e la parte interna de la pierna

Una  de las lesiones más comunes en el corredor es ese dolor en la parte interna de la pierna. Como ya se ha publicado en diversos artículos sobre lesiones deportivas, es de amplio conocimiento que la mayoría de las lesiones músculo esqueléticas se producen por desbalances musculares y sobre todo por micro traumatismos repetidos  y ésta no escapa a esta premisa. Sin embargo, el tibial posterior tiene una anatomía y función muy particular que lo hacen muy vulnerable y propenso a padecer lesiones.

Este músculo se encuentra en la parte interna de la pierna, la tibia, proximalmente se inserta en la membrana interósea y peroné y distalmente el tendón pasa por detrás del maléolo lateral e interno y se ancla en la superficie plantar de la mayoría de los huesos que forman el arco del pie. La función de este músculo  es impedir la excesiva pronación del pie durante la fase de apoyo medio en la marcha o carrera y por lo tanto impide una excesiva rotación interna de la pierna, así como ayuda a la flexión plantar  (realizar punta de pie). Durante la carrera tiene mucha actividad, pero más por su acción estabilizadora que por su contribución con el músculo gastrocnemio a la flexión plantar;  si el terreno es irregular o con inclinación lateral esto contribuirá a su sobrecarga. El dolor puede manifestarse en la parte interna de la pierna, tercio medio y  distal, talón, fascia plantar e incluso tendón de Aquiles.

La excesiva sobrecarga y vibración de este pequeño músculo ocasionada  por el repetido impacto puede producir daño, inflamación en el periostio (tejido que recubre el hueso), una periostitis, la cual si no es tratada a tiempo puede tener como consecuencia final  una fractura tibial por estrés.

Por lo tanto, tenemos ciertos factores que incrementan el riesgo a padecer de esta lesión que a su vez se convierten en la clave de la prevención.

Zapatos: apropiados a tu pie o pisada, importante, si tienes pie palno (valgo) debes utilizar un calzado específico que contribuya con la estabilización del tobillo y evite esa caída excesiva del pie durante el apoyo. El terreno o superficies: si es muy duro o muy irregular también es un factor que aumenta el riesgo de inflamación por vibración. El incremento de volumen del entrenamiento, que se traduce en el aumento del kilometraje.

Recomendación:

  • Sé progresivo con el aumento de las cargas, kilómetros semanales.

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  • Masajea con hielo tus músculos, muslos y piernas, y realiza tu rutina de estiramientos estáticos ( mantenidos) posteriores al entrenamiento.

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  • Si tienes alguna manifestación de dolor en las regiones mencionadas  acude al especialista lo antes posible para evaluación y tratamiento.

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Fuente. Travell y Simons. Dolor y disfunción miofascial.



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