Las plantas siempre han tenido un papel importante en la vida de las personas. Desde la antigüedad, casi todas las culturas han utilizado la medicina natural para intentar curar todo tipo de enfermedades y malestares. Al no existir ningún tipo de medicamento al que poder recurrir, las distintas civilizaciones desarrollaron habilidades especiales para detectar plantas medicinales que les sirvieran posteriormente para tratar sus diferentes síntomas, incluyendo enfermedades mortales. Esta práctica, dedicada al estudio y curación de enfermedades humanas, es considerada por muchos como el principio de la farmacología, pues la gran mayoría de los principios activos incluidos en los medicamentos tienen un origen botánico.

El hecho básico de que los medicamentos actuales solo traten los síntomas de las enfermedades en lugar de la causa principal, se ha convertido en el motivo primordial para que las personas se decanten por alternativas más seguras como son las hierbas medicinales. Durante finales de los años 1800 y principios de 1900, el conocimiento sobre los beneficios de las plantas medicinales pasaba de generación en generación, siendo normalmente la mujer quién conocía mejor el uso de estas hierbas curativas y actuaba como médico de la familia. Eran estas plantas tan importantes para la población, que se solían cultivar en los patios de las casas para después preparar tónicos y otros remedios que posteriormente se vendían en las farmacias.

A día de hoy, son muchas las personas que creen firmemente en el uso de plantas medicinales para combatir sus problemas de salud en deferencia de las prácticas más modernas. Esto viene desencadenado por el rechazo al uso de sustancias químicas en el cuerpo que puedan producir posteriores efectos secundarios. La utilización de plantas, en cambio, no tienen efectos secundarios así que, cada vez más, la población ha acabado decantándose por esta práctica antigua. Según la Organización Mundial de la Salud, casi el 80% de la población mundial utiliza este tipo de medicina alternativa, en su mayor parte en forma de té preparado con agua, leche o alcohol, como remedio para el cuidado de la salud. Ingredientes como el ajo, la lavanda o la manzanilla se han vuelto imprescindibles en el día a día de muchas personas.

Plantas medicinales ideales para combatir las enfermedades más comunes

La medicina natural tiene como objetivo el descubrir y eliminar de raíz la causa de las diversas enfermedades, así como su tratamiento y prevención, a través de hábitos alimenticios que promuevan un estilo de vida adecuado con el que poder mantenerse saludable y evitar recurrir al uso de medicamentos. Como hemos comentado anteriormente, los medicamentos actuales pueden provocar reacciones alérgicas o, en algunos casos, una dependencia que puede derivar en consecuencias más serias para el paciente. Además, la resistencia que el organismo puede desarrollar contra estos y el alto coste que alcanzan en el mercado han sido los detonantes más importantes para decantarse por otros remedios más naturales.

Una simple búsqueda en internet da como resultado numerosas páginas webs dedicadas a remedios naturales, no solo para enfermedades o malestares sino para cualquier tipo de infección. En esas webs o foros, cientos de personas intercambian sus conocimientos u ofrecen pequeños consejos para cualquier tipo de malestar, como, por ejemplo, los dolores de cabeza o incluso quitar una verruga. Para lo primero, muchos recurren al jengibre y al aceite de lavanda, que otorga una sensación de relajación y alivio muy difícil de superar en estos casos. Algunos de los alimentos y plantas medicinales más empleadas en la sociedad son:

Ajo. Posee numerosos beneficios para el ser humano reduciendo la inflamación, mejorando las funciones inmunológicas gracias a sus propiedades antibacteriales, fungicidas, antivirales y antiparasitarias, así como la salud vascular y la circulación al proteger frente a la formación de coágulos y al aumento de la presión sanguínea. Es realmente importante para combatir casi 14 tipos de células cancerígenas, entre las que se encuentran las de mama y las cerebrales. Además, es uno de los mejores alimentos para combatir el envejecimiento celular. Para un mayor aprovechamiento de las propiedades del ajo, este debe ser siempre fresco y tendrá que ser machacado o cortado.

Jengibre. Es, sin duda, uno de los productos naturales más imprescindibles para tener a mano. Entre sus más de 40 acciones farmacológicas, las cuales han sido confirmadas científicamente, destaca el ser un antiinflamatorio ideal para el dolor de articulaciones y menstrual así como para combatir las migrañas de forma mucho más segura. Se ha demostrado que el jengibre es crucial a la hora de luchar contra enfermedades graves como el cáncer, la diabetes y el asma, así como es realmente eficaz contra las nauseas ocasionadas por el embarazo. Una de las mejores formas de ingerirlo es mediante una infusión, simplemente sumergiendo un trozo de jengibre en agua caliente.

Manzanilla. Esta hierba es muy conocida por sus efectos calmantes tanto para el dolor estomacal como para ayudar a conciliar el sueño. Suele ser utilizada en forma de infusión o té, pues es el modo más sencillo de tomarlo, aunque también es posible encontrarlo en aceites. Son muchas las personas que mojan círculos de algodones para, a continuación, colocarlos sobre los ojos con el fin de reducir la inflamación de estos. En relación con los ojos, la manzanilla se ha usado desde hace años para limpiar la infección de los ojos, siendo un desinfectante natural bastante efectivo. También puede ser usado para tratar la psoriasis, la varicela, los dolores menstruales y de espalda e incluso la inflamación de las encías.

Si se tiene un especial interés por conocer todos los entresijos que esconde la medicina natural y sus propiedades beneficiosas para el cuerpo humano, existen cursos o talleres de herbología que ayudarán a saciar las ganas de conocimiento y permitirán la creación de diversos remedios, como ungüentos, jarabes o aceites esenciales. Es imprescindible buscar  info sobre plantas medicinales con el objetivo de aprender a identificar algunas de las hierbas que crecen en nuestra región y su uso específico en la curación de determinados problemas de salud, para poder ir concibiendo un preciso botiquín de primeros auxilios herbales. Sin embargo, una de las mejores opciones es cultivar estas hierbas en el jardín o en macetas con el fin de tenerlas siempre a mano.



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