Correr tiene una mala reputación entre algunas personas que piensas que es un deporte que debilita el cuerpo y genera lesiones y desbalances.
Quizá se haya originado esta reputación del hecho que desde hace muchos años los corredores corrían grandes distancias en sus entrenamientos y hacían muy pocos entrenamientos de fuerza, equilibrio y cuidaban muy poco su dieta. Otra posible razón ha sido la frecuente costumbre de muchos corredores a enfocarse en ejercicios de velocidad inspirados por la experiencia de corredores exitosos como el caso de Roger Bannister quien en 1950 se convirtió en el primer corredor en correr la milla en menos de 4 minutos. El entrenamiento de Bannister estaba basado en poco kilometraje pero mucha velocidad. Hoy se ha retomado esta costumbre de hacer ejercicios cortos de alta intensidad, como los entrenamientos HIIT (High Intensity Interval Training).
Como el conocimiento de la fisiología humana ha avanzado, el entrenamiento ha madurado con una aproximación más balanceada, por lo que los corredores de hoy en día son más robustos que sus antecesores. Las nuevas marcas logradas en 100 mts, 5 k, 10 k, 21 k y 42 k (maratones) son un testimonio de que los entrenamientos han madurado. Los corredores no solo están dedicados a hacer grandes distancias, hacer muchos ejercicios de velocidad y comer toneladas de espagueti. Hoy en día se han introducido a los entrenamientos ejercicios de complemento como los ejercicios de fuerza, trabajos de coordinación como los pliométricos, los entrenamientos cruzados, y ejercicios basados en zonas de ritmo cardíaco, para mejorar la eficiencia de carrera.
Vamos a analizar 5 de los más frecuentes mitos que giran alrededor de los corredores.
MITO 1: “Correr consume la masa muscular”
Correr quema muchas calorías, de hecho es de los deportes que más calorías quema. Si no tienes una alimentación adecuada en términos del balance calórico y la ingesta de proteínas, y si no complementas tu carrera con ejercicios de fuerza, probablemente si pierdas masa muscular. Para evitar esto, es necesario un plan nutricional e introducir ejercicios de preservación de masa muscular como los de fuerza o resistencia.
MITO 2: “Correr es muy fácil y no requiere ninguna destreza especial”
Correr requiere de mucha destreza. Para hacer un entrenamiento de largas distancias y muchas horas a la semana y no salir lesionado, requiere coordinación, fuerza, economía y eficiencia de carrera. Es importante conocer las técnicas correctas para correr respecto a la mecánica de ese ejercicio, saber el tipo de pisada que poseemos, y conocer las técnicas a utilizar en cada tipo de terreno donde entrenamos. Hay toda una ciencia detrás del movimiento correcto en el correr que debe conocerse para evitar lesiones.
MITO 3: “Correr debilita”
Los corredores que solamente se dedican a correr pueden padecer de debilidad. Al igual que el físico culturista que solo se dedica a levantar pesas y no puede correr rápido y luce torpe, igual los corredores que no hacen otro tipo de ejercicios, pueden debilitarse. Por eso es que un verdadero Plan de entrenamiento debe incluir: ejercicios de calentamiento, ejercicios de fuerza, estiramientos dinámicos, ejercicios de equilibrio y balance y entrenamientos cruzados. De manera que los ejercicios que mejoran el metabolismo aeróbico deben ir acompañados de los ejercicios que mejoran la estructura física (huesos, músculos y ligamentos). Todo corredor debe incluir al menos 2 días a la semana de ejercicios de fuerza, un día de ejercicios de balance y coordinación (pliométricos) y un día de ejercicios de flexibilidad (yoga, streching, pilates).
MITO 4: “Correr incrementa el estrés crónico y los procesos inflamatorios”
Se cree que los ejercicios intensos y extremos incrementan la inflación sistémica, comprometiendo el aparato inmunológico y el favoreciendo el estrés oxidativo. El entrenamiento de un corredor no debe llegar a esos extremos. Un nivel adecuado de entrenamiento genera adaptaciones fisiológicas que permiten soportar el estrés oxidativo y los efectos normales del ejercicio. El secreto es el balance entre las cargas del entrenamiento y los momentos de descanso y recuperación. Si no hay espacio para el descanso aumenta el riesgo de sobre entrenamiento y lesión.
MITO 5: “Correr no promueve la pérdida de grasa”
El entrenamiento balanceado debe ser realizado a una intensidad moderada alrededor del 70% de la capacidad cardiovascular máxima. El entrenamiento en esa intensidad estimula el uso de fibras musculares lentas, las cuales utilizan ácidos grasos como fuente de energía, lo cual desencadena mecanismos que favorecen el gasto de los depósitos de grasa del organismo. Por el contrario, si el entrenamiento está basado en muchos episodios de velocidad, se favorece el uso de las fibras musculares rápidas, las cuales utilizan glucógeno como fuente de energía en lugar de ácidos grasos, lo que finalmente favorece la destrucción de músculo y deja sin modificación las reservas de grasa. Pero si 80% del entrenamiento se realiza en una intensidad moderada, estaremos utilizando ácidos grasos y movilizando las reservas de grasa del organismo.
Si quieres revisar tu entrenamiento para garantizar un balance entre desempeño deportivo y salud, te recomendamos contactarnos a través de @rxejercicio
Foto: Photos.com

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