Grecia que fue la cuna de los Juegos de la Antigüedad a partir de los años 490 a.c. y sede de los primeros Juegos de la Epoca Moderna en 1896, vuelve a cobijar por segunda vez bajo su seno los de la época más reciente de 2004.

La ciudad de Atenas, que vio frustrado sus deseos de organizarlos en su Primer Centenario de la época moderna al perder en las votaciones de 1996, en favor de Atlanta, muy lejos de caer en el desánimo, continuo en su empeño recobrando toda su pujanza para que estos volvieran lo antes posible a su ancestral origen.

Por primera vez en su historia, la llama olímpica viajó por los cinco continentes visitando a todas aquellas ciudades que en su momento fueron sede de unos Juegos Olímpicos.

La maratón de Atenas 2004 estaba llena de simbolismo. Su llegada al Estadio de Mármol, donde se disputaron los primeros Juegos de la Era Moderna, fue el sueño de todos los participantes. para los favoritos como es  lógico el  deseo de llegar primero pero para la gran mayoría, el solo hecho de llegar a este histórico estadio ya compensaba con creces cualquier otra clasificación.
Si antes de esta clásica prueba, todos los servicios de vigilancia fueron exquisitos en este de la última competición dejó mucho que desear con un accidente que dio la vuelta al mundo y que todavía hoy recuerda mucha gente.

Vanderlei de Lima, agredido

Cuando los atletas estaban entrando en los últimos 10 kilómetros con el brasileño Vanderlei de Lima liderando la prueba surgió inesperadamente uno de estos locos estrafalarios que andan sueltos por el mundo, que ataviado con una falda escocesa y gorra del mismo modelo con slogans pegados en su cuerpo irrumpió en plena carrera para sujetar y arrastrar al atleta brasileño contra el público hasta que pudo liberarse de este sujeto y continuar la prueba.

Cuando pudo reemprender la marcha ya le habían adelantado dos corredores, el italiano Stefano Baldini (2h.10, 56) y el norteamericano, de origen eritreo Mebrahtom Keftzighi, (2h.11, 29) siendo tercero el mismo Vanderlei de Lima (2h.12, 11) ya que entraron por este orden a la meta. No obstante esta interrupción que le costó entre 20 y 30 seg. de pérdida el atleta brasileño expresó con signos de alegría la conquista del bronce.
Las protestas de los dirigentes de su país no prosperaron, pero si fue distinguido con una trofeo a su deportividad.

Detenido el espontáneo irlandés y hecha su identificación por los medios de seguridad constataron que este individuo era un sacerdote llamado Cornelius Horán, que quiso demostrar con esta actitud la falta de control y seguridad en estos Juegos cuando hasta este momento no hubo ninguna incidencia sobre la seguridad de los mismos. Tuvo que ser en la última prueba del programa,cuando este energúmeno quiso tener su notoriedad.

En relación con el maratón femenino, la ganadora fue la japonesa Mizuki Noguchi con un tiempo de 2h.26, 20, seguida por la keniata Catherine Ndereba con 2h.26, 32 y de la norteamericana Deena Kastor  con 2h.27, 20.

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