El título de nuestro artículo ha sido inspirado en un reciente estudio realizado por el Dr. James H Keefe publicado en la revista “British Medical Journal” el año pasado sobre los beneficios y los riesgos del ejercicio a diferentes intensidades.
El estudio mostró conclusiones muy importantes que vamos a analizar. Lo primero demostrado fue que correr a gran intensidad del ritmo cardíaco (90% de la capacidad cardiovascular máxima) logra disminuir los riesgos de mortalidad cardiovascular de una manera casi linear hasta alcanzar un tope de reducción de mortalidad del 50% en entrenamientos de 45 minutos. Pero si el entrenamiento supera los 45 minutos a esa intensidad, se alcanza un “plateu” y por más que el entrenamiento siga no se ven mayores porcentajes de disminución de mortalidad. Es decir, que no hay ningún beneficio adicional al entrenar por más de 45 minutos en altas intensidades cardiovasculares.
El estudio también muestra que entrenamientos en intensidades más bajas, logran una disminución de hasta 30% de mortalidad por razones cardiovasculares, pero los beneficios se siguen viendo mientras más largo sea la sesión de entrenamiento. El estudio mostró que hasta el 110 minutos se seguían acumulando beneficios de reducción de mortalidad cuando la intensidad del entrenamiento era moderada y no se observó el “plateu” que se observó en los entrenamientos de alta intensidad.
Lo cual muestra que si se va a entrenar en alta intensidad cardiovascular no hay beneficios después de los 45 minutos, y si se entrena a moderada intensidad, los beneficios se siguen sumando en sesiones largas de 110 minutos o más.
Sin embargo la conclusión más alarmante de este estudio fue que aquellos atletas que entrenaron a alta intensidad por muchas horas y muchos años, mostraron daños importantes a nivel cardíaco. Entre otros cambios se evidenció inflitraciones en las paredes cardíacas, con aparición de fibrosis miocárdica, fallas en la fracción de eyección del ventrículo derecho, aparición de biomarcadores cardíacos como Troponina y el péptido beta Natriurético, y arritmias ventriculares malignas.
Por las conclusiones de este estudio, nosotros recomendamos regular la intensidad del entrenamiento a un nivel moderado no superior al 80% de la capacidad cardiovascular máxima, y si se quiere incorporar ejercicios de velocidad, recomendamos realizarlos en sesiones cortas y poco frecuentes.
Foto: Photos.com/Jupiterimages

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